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Un homo sapiens que se está transformando y que desaparecerá. Según el transhumanismo, debido al potente desarrollo tecnológico y al avance de la ciencia, nacerá una nueva especie que, entre otras cosas, será capaz de superar la enfermedad, la vejez e incluso la muerte.
H+ es el símbolo que se utiliza para abreviar el transhumanismo, pues para esta corriente todo lo que aporta la tecnología es Más: más herramientas para enfrentar las dificultades, más salud, más años de vida, más felicidad.
“En esencia el transhumanismo tiene que ver con la idea de que los humanos estamos cambiando para transformarnos en otra cosa, básicamente en otra especie. Según este pensamiento nos estaríamos convirtiendo en algo que aún no conocemos, en una evolución del Homo Sapiens anatómicamente moderno; pero que, además, sería algo que no figura en las categorías biológicas que hoy manejamos”, explica Julian Baggini, filósofo inglés defensor de este movimiento en una entrevista otorgada al sitio Infobae.
Según los estudiosos de esta corriente intelectual, la inteligencia de las máquinas, sumada a la propia biología del hombre, podrían transformar completamente su condición y lograr un modelo mucho mejor, más inteligente y con óptimas condiciones de vida. De hecho, esperan con ansias este cambio, pues no conciben una vida útil tan corta, con la amenaza de enfermedades y con una carga importante de problemas y sufrimientos de distinta índole.
Entre algunas ventajas, el transhumanismo habla de una especie que será capaz de revertir el envejecimiento, elevar el coeficiente intelectual y hacerse más fuerte. Será un hombre, que gracias al efecto de la más avanzada tecnología superará los límites biológicos que hoy lo afectan. Las armas todopoderosas que lo permitirían serían concretamente la nanotecnología y la electrónica de vanguardia, la neurocirugía y las técnicas de implantes, la física cuántica y la biología molecular, entre otras. Así será posible manipular los ácidos nucleicos para reparar fallos congénitos, implantar circuitos en el cerebro para potenciar la creatividad, archivar recuerdos personales en una cadena de ADN, modificar las células germinales para elegir desde el sexo hasta el color de ojos de los hijos y más.
“Es posible que podamos hasta dejar atrás a nuestros frágiles cuerpos, cargando lo que somos en una computadora y así vivir para siempre en mundos virtuales”, dice Baggini, quien agrega que esta situación además de ser deseable, a estas alturas es inevitable.
El científico y futurista Ray Kurzweil, cree que estamos acercándonos a lo que llama la «singularidad», es decir, el momento en el que las computadoras se volverán lo suficientemente listas como para aprender solas. “De ahí en adelante, y muy rápidamente, se irán volviendo más y más inteligentes. Entonces la única vía que nos queda a los humanos para sobrevivir es acogerla y volvernos -nosotros mismos- en parte o completamente artificiales”.
Lo propiamente humano
Independiente de cuánto hay de ciencia ficción y cuán real son estos planteamientos, una de los primeros cuestionamientos que surgen en relación con las predicciones establecidas, es qué sucede con el hombre tal como lo conocemos hoy: en qué consiste su condición y qué pasa con su esencia.
Para el biólogo y filósofo Juan Carlos Aguilera, la idea del ser humano perfecto que plantea el transhumanismo no es nueva. Desde Platón en adelante el hombre ha desarrollado pensamientos en torno a la superación de su ámbito natural y al anhelo de la eterna juventud, entre otros. “Lo que ocurre es que en cada época esta aspiración adopta diferentes formas y mecanismos para llegar a ese ideal, que dependen de lo que está a su alcance según el periodo histórico en el que se encuentre”, afirma el académico quien agrega, “el transhumanismo, es la corriente actual que busca, incorporando tecnología, desprenderse de las imperfecciones del hombre. Todas buenas y legítimas ideas. El problema es cuando estos intentos llevan también a desprenderse de la condición propia del ser humano”, explica el académico.
Tres problemas son los que plantea Aguilera en torno a la teoría del transhumanismo. El primero tiene relación con los límites de la utilización de la tecnología en el hombre y la probabilidad de que se reduzca su naturaleza a pura materia. Para él, tecnologías como el marcapasos o una pierna impresa en 3D vienen a suplir una carencia. Sin embargo, “el transhumanismo no busca eso, sino que quiere ir más allá y busca superar el sentido de la existencia humana reduciéndolo a un conjunto de conexiones de carácter neuronal, a un cerebro que es posible controlar completamente”. Pero esto, según el filósofo además de ser una reducción de la naturaleza humana, es una contradicción. “Por un lado se ve al hombre como pura materia y como una máquina que entre otras cosas podrá vivir 500 años. Pero a su vez eso habla de un deseo de transcendencia”. Dicho de otra manera, “los planteamientos del transhumanismo, pese a querer ir más allá de lo humano no pueden dejar de reconocerlo”, concluye Aguilera.
Lo segundo, es que para el transhumanismo la felicidad está en la inhibición de todo lo que provoca un problema. Sin embargo, según el filósofo, finalmente eso nos transformaría en seres débiles, pues es la capacidad de superar los obstáculos y las dificultades la que nos hace crear, avanzar, emprender, ser. “El transhumanismo utiliza la neurociencia con el propósito de poder bloquear situaciones que han sido dolorosas, altera la memoria, elimina lo que es un problema, por ejemplo, con la posibilidad de poder elegir genéticamente un hijo perfecto. Sin embargo, todo eso anula la identidad, la historia de cada persona y, por lo mismo, su capacidad de proyectarse en el futuro. Es de los fracasos humanos, de las situaciones dolorosas desde donde el hombre es capaz de pensar en grande y darle un sentido a la vida”, explica Aguilera quien agrega, “entonces con el transhumanismo nos convertimos en un hombre físicamente y materialmente muy fuerte, pero ¿vale eso la pena si no hay vida interior, si no hay identidad? Lo que hace que la fuerza física tenga sentido es el desarrollo y despliegue de la vida con ideales”.
Finalmente, para el experto esto nos lleva a otro asunto más complejo que es la pérdida de la libertad. “El transhumanismo crea una especie sin memoria, sin dolor, sin sufrimiento, permanentemente feliz, pero sin libertad, sin el riesgo de poder acertar o no en cada una de sus decisiones, sin la posibilidad de buscarle un sentido a las decisiones y sin el movimiento interior que lo mueve a un determinado movimiento”. El transhumanismo manipula al hombre desde fuera y promete, gracias a que la tecnología es el fin, igualdad y perfección. El problema es que la tecnología debiera concebirse como un medio que facilita distintas tareas del hombre pero no las reemplaza.
Es un debate que comienza y que podrá comprobarse en la medida que sucedan los hechos. Por el momento, distintos pensadores coinciden en que hay falta de rigor y de fundamento científico en mucho de los planteamientos del transhumanismo y que todavía, al menos la idea de descargar la mente en un disco duro es aún ciencia ficción.
Lo que trae el transhumanismo
– Aumento de las capacidades humanas. Hace décadas que existen las prótesis o audífonos, pero se buscan mejoras no solo en el ámbito médico. Los microchips implantados en la piel sería uno de sus primeros ejemplos.
– Fin de enfermedades genéticas. Técnicas como la terapia genética buscan la manipulación de nuestro código genético con fines de eliminar enfermedades o mutaciones perjudiciales para la salud. Por ejemplo, se podrá elegir a la carta las características de un hijo, asegurando a la vez que estará libre de enfermedades genéticas.
– Criogenización. La criogenización consiste en congelar el cuerpo o el cerebro mediante técnicas de vitrificación asociadas a partículas de nanotecnología, las cuales se asocian a los cristales de hielo y evitan que estos rompan las células como ocurre actualmente.
– Eliminación del sufrimiento. Abolir el sufrimiento es perfectamente posible con el apoyo de la medicina genética y el desarrollo de fármacos psicoactivos e inteligentes.
Llamado
Los transhumanistas sostienen que la humanidad no es el final de la evolución y esperan hacer uso de la tecnología y otros medios para llegar a hacer posibles el pos humanos.
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