Un desafío ineludible

Regulación de casas de apuestas online.

En chile las plataformas de apuestas online operan en la ilegalidad, nadie las regula y, por lo tanto, no tienen normas para garantizar el pago de los premios, no pagan impuestos ni tampoco son obligadas por el Sernac a respetar las leyes del consumidor.

Entre enero de 2019 y marzo de 2022 la Superintendencia de Casinos y Juegos (SCJ) recibió un número inédito de denuncias sobre sitios que estarían dedicados al negocio de los juegos de azar fuera de las normas en Chile.

La ilegalidad en la que operan las casas de apuesta online no necesariamente los hace estar en la clandestinidad. Hoy el fútbol chileno les da una importante tribuna, pues famosas marcas internacionales dedicadas a este negocio aparecieron a principios de este año como sponsor en las camisetas de 15 de los 16 equipos clubes de primera división, en la publicidad de las canchas y hasta en los nombres de campeonatos.

Tras ellas hay una actividad que en Chile no está reglada, pero su presencia es un indicio de que mueven cifras millonarias.

A nivel mundial, según el último The European Club Footballing Landscape de UEFA, las casas de apuestas pasaron a ser el primer auspiciador del fútbol europeo. Representan un 19% de las principales camisetas, un 2% más que hace un año. De hecho, un cuarto de los 183 clubes que dieron a conocer un nuevo patrocinador al comienzo de la temporada había cerrado acuerdos con casinos o empresas de apuestas deportivas, transformándolo hoy, en el sector que más invierte en el fútbol de ese continente.

En Chile, según datos de la SCJ, hay más de 900 páginas web y plataformas que permiten desarrollar apuestas en línea desde Chile, alojadas en países o jurisdicciones como Malta o Curacao, generando un mercado que reporta a nivel nacional ganancias de alrededor de US$150 millones.

El salto en su masividad lo tuvieron en tiempos de pandemia. Con el confinamiento y el encierro, las puertas que sí se abrieron fueron las del mundo online. La necesidad de buscar alguna actividad recreativa hizo que aumentara el público de jugadores apostadores, sumándose un nuevo nicho: los nativos digitales.

Según Betsson, la casa de apuestas que hoy financian a Colo Colo, en 2020 sus usuarios crecieron un 44%, el 2021 la tendencia se mantuvo y sus clientes activos superaron el 1,1 millón. Mismas cifras de éxito reportan otras casas de apuestas internacionales también presente en el fútbol chileno como Betano y Betway.

Y no solo en el fútbol está el boom. Las apuestas deportivas están en todas las disciplinas tales como handball, tenis, béisbol y hockey sobre hielo, entre otros. Además, el negocio online también ofrece juegos de casino y póker. Se estima que mundialmente las ganancias alcanzan unos US $60 mil millones y en 2023 se pronostica que subirá a US $93 mil millones.

La ilegalidad a un solo click

Las apuestas en Chile están regladas por la Ley de Casinos No. 19.995 de 2005. Ella establece con claridad que la autoridad da luz verde para su funcionamiento a Polla Chilena, Lotería de Concepción, los hipódromos y los 25 casinos en funcionamiento que existen en el país.

UNA PRONTA REGULACIÓN ES UN PASO FUNDAMENTAL DE ADAPTACIÓN Y UNA EVOLUCIÓN LÓGICA QUE PERMITIRÍA A QUIENES OPERAN FÍSICAMENTE AMPLIAR SU NEGOCIO.

De ellos, solo tienen permitido la modalidad online Polla, a través de Xperto. Para el resto de los casos, la transacción digital, se considera una actividad ilegal que está fuera del marco regulatorio y, por tanto, son una competencia ilegal y desleal.

Pero como las casas de apuesta ya arribaron en masa a Chile a través de internet, ingresar a este mundo es sumamente fácil. Basta registrarse con un correo y abonar dinero con tarjeta de crédito, débito o Caja Vecina, entre otros. Además, la gran mayoría de estas compañías cuentan con aplicaciones para que las personas ingresen desde sus móviles y no dependan de un computador. De esta manera, ser usuario está a solo un par de click.

Sin embargo, como en Chile estas plataformas operan en la ilegalidad, nadie las regula y, por lo tanto, no tienen el deber de tomar acciones para prevenir el lavado de dinero, tampoco son obligadas por el Sernac a respetar las leyes del consumidor. En el mundo del deporte se sospecha que incluso puedan favorecer el acuerdo de resultados, no tienen reguladas las normas para garantizar el pago de los premios y mucho menos, están afectos a pagar los impuestos correspondientes.

Entonces mientras en 2021, el aporte tributario de los casinos autorizados fue de $90 mil millones, según datos de la Superintendencia; las salas online están al margen de aquella responsabilidad.

El modelo de negocio de las casas de apuesta ha demostrado ser muy rentable y se implementa de diversas maneras. La forma más usual es ofrecer bonificaciones u ofertas especiales para determinados eventos. También brindan apuestas gratis o bonos adicionales para estimular a los usuarios para que apuesten en un determinado evento.

En algunas plataformas tienen disponible tutoriales o guías para ayudar a realizar sus apuestas a los nuevos usuarios. Otros utilizan plataformas webs valoradas para promocionar y explicar su ofrecimiento y brindan trucos y consejos que potencian las posibilidades de obtener ganancias.

De hecho, ya surgieron los oficios que se desprenden de este mundo, como son los tipster: personas a la que se le paga para que entregue información estadística sobre cómo apostar. Se trata de una oferta tentadora al alcance de la mano y que de un solo click deja al público en un mundo que funciona en la ilegalidad.

¿Regulación?

En el Congreso hay dos proyectos de ley que buscan dar un marco regulatorio para el desarrollo de las plataformas de apuestas online, ya sea para los casinos, las casas deportivas, y todo lo que implique apuesta con dinero.

El primero de ellos, es el Proyecto de Ley de Apuestas Deportivas y Juegos Online, que está actualmente en tabla. Este propone establecer las reglas que garanticen la protección de los usuarios, la formación de un mercado competitivo y la recaudación por el pago de impuestos de cerca de US $55 millones anuales para el fisco. Además, una de sus apuestas más fuertes se centra en la prevención de riesgos y la protección de los usuarios, especialmente, de aquellos que forman parte de colectivos vulnerables. La salud mental o la ciberseguridad son también objetivos de la propuesta de ley.

También, en caso de entrar en vigor, se elaborará un reglamento específico para establecer las bases de regulación y se creará una Superintendencia de Casinos, Apuestas y Juegos de Azar cuya finalidad principal sería dar respuesta a las necesidades de la industria.

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